Entre todos los accesorios de liturgia, el Velón de altar con cáliz, juegan un papel fundamental. El significado de las velas de altar es el mismo significado de la Luz. Cuando Dios creó el mundo, la primera cosa que creó fue la Luz. La Luz de Dios ilumina nuestra vida desde el Bautismo. Resplandeciendo en nuestro camino con Jesús y proporcionándonos un punto de referencia seguro y un faro en la oscuridad.
Velón de altar con cáliz
En cada momento de nuestra vida espiritual, en cada celebración litúrgica, las velas de altar traen la luz, disipan las tinieblas y nos recuerdan, con su calor y belleza, la magnificencia y el esplendor del amor de Dios.
Las velas que se ponen en los altares deben ser blancas. Lo normal es poner dos (una a cada lado), pero se puede poner también una (siempre en el centro). O poner 3 en forma de triangulo. Encender las velas debe ser el primer acto que se realice al iniciar un ritual, en un altar. Apagar las velas es lo último que se hace al acabar.
Se dice que una vela encendida pone en movimiento las fuerzas sutiles de la naturaleza, sólido, la vela (tierra), se transforma en elemento aéreo (aire), encendida (fuego) y liquido (agua).
Tomando en cuenta lo explicado anteriormente, la vela es una incubadora de nuestros pensamientos y deseos que luego de encendida expande y transmite nuestra solicitud para llegar al punto deseado por el operador, elevándose a la divinidad.
Una vela encendida no sólo sirve para iluminar, es un instrumento simbólico utilizado para “iluminar” el camino de nuestros ruegos. Ella guiara nuestros pedidos y pensamientos. Y los conectará con el plano astral o con el ambiente de las divinidades.
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