Los ekekos son amuletos para atraer prosperidad y abundancia, según una creencia del Altiplano (meseta alrededor del lago Titicaca que comparten Perú y Bolivia). Así que cuanto más cargados los Ekekos, mayor es la promesa de riqueza para su dueño.
EL EKEKO
Es representado como un hombre rechoncho (debemos recordar que es el dios de la abundancia, así que no puede ser delgado) y con bigote, que suele vestir ropas andinas y carga comida, utensilios domésticos y dinero. Es típico que las parejas recién casadas o quienes estrenan una casa reciban un Ekeko como regalo de buena suerte. Todos vienen con los brazos abiertos y cargados de réplicas de billetes y alimentos en miniatura que les tapan casi todo el cuerpo. El peso de los productos que transportan, los arrastran hacia adelante, pero se supone que esa carga no debe ser un problema.
Muchas familias peruanas tienen uno o varios ekekos en casa y su imagen suele aparecer en los números de lotería.
Según la tradición advierte, los Ekekos podrían vengarse por descuidarlo. “Puede quitar todo lo que da. Así que hay que mimarlo para que no se ponga celoso y mantenga la abundancia”.
La leyenda de esta figura data de tiempos prehispánicos. Cuentan los nativos que allá en el Altiplano boliviano vivía un hombre aymara llamado Iqiqu, que además de ser generoso y alegre, emanaba armonía, sabiduría y tranquilidad. Pero con la llegada de los blancos, se acabó esa felicidad, ya que Iqiqu fue perseguido. Los blancos lo apresaron y fue muerto y descuartizado, poniendo las diferentes partes de su cuerpo en distintos lugares, para que no pudiera volver a nacer.
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